lunes, 17 de febrero de 2014

El Príncipe de Vaudémont: de la pérdida de la Lorena a último gobernador español de Milán (Parte I)

* Seguimos con la serie de entradas dedicadas a los últimos virreyes de Carlos II que comenzamos con el Príncipe de Darmstadt, virrey de Cataluña durante el cambio dinástico, y que ahora dedicaremos al Príncipe de Vaudémont, gobernador del Estado de Milán a la muerte de Carlos II y la ascensión al trono de Felipe V.


1. Ducado de Lorena (hacia 1647)

Carlos Enrique de Lorena, Príncipe de Vaudémont, nació en Bruselas el 17 de abril de 1649 (según algunas fuentes en 1642). Fue hijo natural del duque Carlos IV de Lorena (1604-1675), sin embargo, su vida personal y su carrera, profundamente ligadas a los complejos acontecimientos políticos del Ducado de Lorena y a las relaciones internacionales de la segunda mitad del siglo XVII, tuvieron en realidad una trayectoria diferente e intrincada. Para comprender a fondo los detalles y matices es necesario trasladarse a la posición desempeñada por la Lorena en el ámbito de la política europea de aquella época, cuando la política oscilante de Carlos IV condicionó los asuntos del Ducado durante toda la segunda mitad del siglo. Descendiente de una línea secundaria que en los últimos tiempos había reemplazado a la primogénita, Carlos IV se casó dos veces: la primera, probablemente para consolidar la legitimidad de su sucesión, con su prima Nicole de Lorena, hija del anterior duque Enrique II Lorena, y de la que no tuvo hijos; y la segunda con Beatriz de Cusance, de la cual nacieron Ana (1639-1720) y nuestro Carlos Enrique.

El segundo matrimonio con Beatriz de Cusance, fue concertado después de haber solicitado la anulación del primero, pero esta fue impugnada por su primera mujer, que publicó en Lorena un "Manifeste de la duchesse de Lorraine contre le ducq son mary" con noticias infamantes contra Carlos IV. Su instigación parece provenir del cardenal Richelieu, el cual intentaría de esta forma encontrar una vía legal para ampliar la soberanía del rey Cristianísimo sobre territorio lorenés.

En plena Guerra de los Treinta Años (1618-1648) Francia había ocupado algunas fortificaciones lorenesas, y para contrarrestar la presencia francesa en el Ducado Carlos IV intentó reforzar la alianza con la Casa de Austria, agravando aún más las relaciones con sus agresivos vecinos; así, para evitar lo peor, el Duque de Lorena abdicó en favor de su hermano Nicolás Francisco (1609-1670), entonces cardenal, aunque todavía no había sido ordenado sacerdote, quien decidió volver al estado laico y casarse con Claudia (1612-1648), hermana de Nicole, la primera esposa de Carlos IV. La contraofensiva francesa a tales maniobras implicó la declaración de nulidad de ese matrimonio y una ocupación militar de Nancy, capital de Lorena, que obligó a huir al nuevo Duque. La acción dio lugar al regreso de Carlos IV, que recuperó el título ducal, aunque sin lograr conservar por mucho tiempo el Estado.

2. El duque Carlos IV de Lorena, padre del Príncipe de Vaudémont.

Soldado valiente, pero hombre impulsivo, Carlos IV se alistó en las filas del ejército imperial combatiendo firmemente contra Francia con el objetivo de recuperar la Lorena, si bien todos sus esfuerzos fueron en vano, sobre todo porque a todo ese afán él añadió varios errores, arrepentimientos y cambios de alianza hasta que, volviendo a poseer de forma temporal su proprio Estado con la ayuda de Luis XIV, y encontrándose ahogado por las deudas y con las arcas vacías, en 1662 se vio obligado a vender la expectativa de la sucesión del Ducado precisamente al Rey de Francia, enemigo suyo desde siempre y ahora su aliado. Con el dinero obtenido compró los condados de Commercy y Falkenstein, que después de algunos años, tras su muerte, legaría a sus hijos. Los acontecimientos y e devenir de la historia habían dado un vuelco a sus intenciones y perspectivas iniciales. De hecho, en el nombre que el padre había dado a Carlos Enrique, Príncipe de Vaudémont, destaca de manera evidente la voluntad de presentarlo al mundo como aquel que debía enlazar idealmente la línea secundaria de sucesión a la que pertenecía con la tradición y la historia secular de Lorena, englobada en la línea primogénita, es decir, la del difunto Enrique II, de la que el padre quería que este fuera reconocido heredero y, por tanto, identificado en Europa como el natural y legítimo continuador de la política de sus ilustres antepasados.

Pero después la política de la Francia de Richelieu, Mazarino y Luis XIV condicionó de otra forma el destino de Lorena. En 1670, terminada la Guerra de Devolución (1667-1668) (1) y fallecido ya el duque Nicolás Francisco, Luis XIV expulsó a Carlos IV de su Estado y ocupó nuevamente el Ducado. Carlos IV, dejando definitivamente sus propias tierras, cedió el título ducal a su sobrino Carlos (hijo de su hermano Nicolás Francisco). En esta decisión, que podría resultar contradictoria respecto a los proyectos iniciales, se evidencia, la intención de Carlos IV, pues, como nunca se reconoció la validez de su matrimonio con Beatriz de Cusance, con toda certeza habría sido muy difícil que su hijo Carlos Enrique fuese reconocido como Duque de Lorena.

A su hijo, Carlos IV le dejaba algunos título accesorios: el Principado de Liahenn, los condados de Bitchen y Falkenstein, las ciudades de Saarwerden y Bonquenom, las baronías de Hoheneck y Fenetrange, las señorías de Reichshofen, Sarguemine y Saralbe, y parte de Sarck, además de rentas en las salinas de Borgoña. Se trataba de tierras, rentas y bienes que, en parte, provenían de adquisiciones y, en parte, del concierto matrimonial del Príncipe de Vaudémont con su prima Ana Isabel de Lorena-Elboeuf (1649-1714) (2), casados en 1669. Además, el 7 de enero de 1675 se estipuló un acuerdo entre Carlos de Lorena (Carlos V) y el Marqués de Grana en nombre del Príncipe de Vaudémont, según el cual este último reconocía a su primo el título de Duque de Lorena a cambio de reconocimiento de los señoríos y títulos anteriormente citados (3). El problema era que la mayor parte de éstos habían sido ocupados por Luis XIV y que el Imperio no reconocía la validez del título de Conde de Bitchen.

La situación no era fácil, sobre todo porque, mientras su primo Carlos se había valido del grado de confianza que su padre Nicolás Francisco logró alcanzar con los Habsburgo; Vaudémont, por el contrario, se encontró inicialmente aislado, con poquísimos apoyos en las dos cortes de los Habsburgo en Viena y Madrid a raíz de la conducta de su padre.

(CONTINUARÁ)

Notas:

(1) Más sobre la Guerra de Devolución en mi serie de entradas "Las guerras del reinado: la Guerra de Devolución".

(2) El padre de Ana Isabel, Carlos de Lorena-Guisa (1620-1692), había tenido un papel importante durante los sucesos de la Fronda como comandante de las tropas del Parlamento de París. Sucesivamente fue lugarteniente general del gobierno de Picardía. Contrajo matrimonio en 1648 con Isabel de Lannoy.

(3) En posible que fuera en aquella ocasión cuando se le otorgó el título de Príncipe. De hecho, generalmente a los hijos del Duque de Lorena se les concedía el título de Conde de Vaudémont, y puesto que nadie con anterioridad fue investido Príncipe, es plausible que el grado fuera elevado de Conde a Príncipe para compensar la pérdida del título de Duque de Lorena.

Fuentes:

Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Prevenir la Sucesión. El Príncipe de Vaudémont y la red del Almirante en Lombradía". Estudis: Revista de historia moderna. Nº 33, 2007.

* Cremonini, Cinzia: "El Principe de Vaudémont y el gobierno e Milán durante la Guerra de Sucesión Española", en "La pérdida de Europa. La guerra de Sucesión por la Monarquía de España" (ed. Antonio Álvarez-Ossorio, Bernardo J. García García y Virginia León). Fundación Carlos de Amberes, 2007.

4 comentarios:

  1. Parece que no sólo en España existía la moda de fabricar hijos naturales, algo a lo que se dedicó con ahinco el Rey Planeta, porque de entrada nos encontramos con que el duque de Lorena también era aficionado a este deporte, lo que complicará la cuestión sucesoria.
    Un saludo.

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    1. A decir verdad, el Príncipe de Vaudémont no nació de un amor carnal, al estilo de los de Felipe IV con actrices o meretrices, sino de un matrimonio con una señora de alta cuna que, sin embargo, y por razones políticas no fue reconocido y tuvo como consecuencia última apartar a Carlos Enrique de sus derechos de sucesión al Ducado de Lorena.

      Un saludo

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  2. Sus afanes por recuperar el condado de Lorena no dieron demasiado frutos, por lo que veo, pues sólo los recuperó de manera temporal y como enviado de Luis XIV. Lo del endeudamiento parecía un mal endémico en aquel siglo XVII, pues mantener una guerra no era precisamente barato.
    Un beso

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    1. Era aquella una lucha desigual: el monarca más poderoso de Europa contra un pequeño soberano de un territorio enclavado en el Reino de las lises. La lucha sería larga y desigual y acabaría con el Ducado en manos de los Lorena a finales del siglo XVII pero por poco tiempo, cuando Francisco Esteban, marido de la emperatriz Maria Teresa de Austria tuvo que cederlo al ex rey de Polonia Estanislao Leszczynski...eso sí, los Lorena emparentarían con los Habsburgo dando lugar a la dinastía imperial de los Habsburgo-Lorena que regirían Europa hasta la Primera Guerra Mundial.

      Un beso

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